Los sábados, domingos y fiestas de guardar, el trio vamos a tomar café a el Barrio San Antón -que se está cayendo a trozos mientras las ADMINISTRACIONES local y autónomica se tiran el muerto uno a otro, digo, los edificios uno a la otra-.
Nos gusta ir.
En este barrio nacieron Ruth e Israel -que soy la madre de ambos, por si hay dudas-. Nuestro bloque está apuntalado, esperando la excavadora… y las gentes que allí viven rezando para que no les caiga el techo encima, que es como suelen caer los techos cuando ya no sirven para su cometido.
Bueno, pues allí vamos a tomar café, por que nos gusta, ea.
Esta mañana ha habido performans en la terracita -solo vamos a terracitas en las que Tristana y Trosket son admitidos, a las que no admiten animales de compañia de cuatro patas no voy nunca, ni sola-, en la mesa conlindante un hombre joven llevaba una pistola sujeta con la goma de la cintura del pantalón de chandal.
Lo sé por que la ha enseñado a la gente de su mesa al tiempo que decía, con voz de altavoz, que era de juguete.
Sí, de juguete.
Luego ha intentado vender un reloj que llevaba en el bolsillo; un ventilador que decía tenía en su casa y un coche, según él de segunda mano.
Esto ha sido todo por hoy, seguiremos informando.
¡¡Qué fuerte!! Ni aunque fuera juguete. Yo habría salido por patas, nunca mejor dicho 😆 .