Hace un montón de siglos, concretamente el siglo pasado, los viernes era San Paganini para l@s que trabajábamos en las fábricas de calzado.
Ese día se cobraba… si tenías suerte. Más de una vez tuvimos que volver el sábado a trabajar y cobrar.
Ese sobrecito marrón con tu nombre y la cantidad escrita con boli BIC de color azul…
Pasabas por la oficina y el oficinista, que casualmente era el delegado sindical, te entregaba el sobrecito mágico que había convertido en pesetas parte del sudor y las fatigas que acompañaban cada par de zapatos que salía hacia los mercados de Alemania y Estados Unidos de Norteamérica.
La otra parte de las pesetas iban a parar a los chalets con piscina, coches de lujo y queridas de los patronos, hoy llamados empresarios.
La nómina llegaba con el fin de mes y nunca las cantidades reflejaban la cantidad real de lo cobrado, siempre era menos, claro.
Esa es otra, el dinero negro, la economía sumergida, la Biblia en pasta.
Pues parece que hoy es Viernes Santo, que no hay que confundir con el Viernes de Dolor, que es cuando las Lolas celebran su onomástica.
Ladridos